FRENTE A FRENTE
Curiosidades de la Edad Media.
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El
Plació de Versalles en Francia, el preferido de los monarcas franceses
y uno de los más importantes de Europa, no tiene baños ni servicios
sanitarios.
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En aquellas épocas no existían cepillos de dientes, desodorantes y mucho menos papel higiénico.
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La
gente utilizaba abanicos no por el calor sino para disimular los malos
olores de debajo de las ropas, las que eran muy pesadas y de varias
capas para retener esos desagradables olores.
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La
gente no se bañaba en invierno –de noviembre a abril- y cuando lo
hacían era en una bañera tipo estañón, a la que primero iba el padre de
la casa, luego los hombres por orden de edades, luego las mujeres, los
niños, y de último los bebés.
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Los techos en las casas no tenían cielo raso y por las vigas transitaban entre otros animales los
perros y gatos. Cuando llovía con fuerza y en especial si había truenos
y relámpagos, los animales bajaban y de ahí el refrán “llueve perros y
gatos”.
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La
gente rica comía en platos de estaño, y algunos alimentos, como el
tomate, provocaban ácidos que con frecuencia intoxicaban y envenenaban
a los comensales. Cuando uno de estos se desmayaba producto de ello, lo
dejaban en la mesa mientras los demás seguían comiendo, a la espera de
que despertara. De ahí viene la tradición de velar los cadáveres
acompañando los cuerpos.
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A
veces, si pasaban varios días, los enterraban, pero les amarraban un
cordel en la mano, el que salía de la tierra y al final ajustaba a una
campanita, por si la persona volvía en sí que tirara del cordón y lo
sacaran de la tierra con vida. Muchas veces el sistema funcionó, y de
ahí el origen de la frase “salvado por la campaña”, que no tiene nada
que ver con el boxeo, como muchos creen.
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