jueves, 16 de febrero de 2012

Barriga Inteligente

De
cómo sintamos nuestras tripas depende nuestro ánimo. Si aprendemos a
escuchar sus señales estaremos más sanos, perceptivos y equilibrados.
Alimentarse mal envejece. La hormona de la felicidad, la serotonina, se
produce y almacena en un 90% en nuestro sistema digestivo. El otro 10%
en el cerebro”.

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Irina
Matveikova es una médica rusa especializada en Endocrinología y
Nutrición con reconocidas clínicas de salud digestiva en Madrid y
Barcelona, y de ella son los siguientes apuntes: (
www.inteligenciadigestiva.com)

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La capacidad del estómago de generar ácido clorhídrico puede llegar a niveles industriales, nuestro zumo gástrico puede disolver un trozo de metal y de plástico en pocas horas.
Nuestro estómago es inteligente. Es una red extensa de neuronas (100 millones) interconectadas. Es un segundo cerebro. Su
estructura neuronal posee la capacidad de producir y liberar los mismos
neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas que produce el cerebro
superior.
Entonces, la barriga tiene emociones. En nuestro sistema digestivo se
produce y almacena el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo; su
función es esencial es la absorción,
aporte nutricional y movimientos musculares. Es la misma serotonina que
en un 10% se crea en nuestro cerebro superior y de la que depende
nuestro bienestar.
Así las cosas la famosa hormona de la felicidad la tenemos en el estómago. Por
eso debemos escuchar más al sistema digestivo. De cómo sintamos
nuestras tripas depende nuestro ánimo. Si aprendemos a escuchar sus
señales estaremos más sanos, perceptivos y equilibrados.
Hay una relación continua de intercambio de información entre los
dos cerebros. Un ejemplo: un estreñimiento crónico puede suponer una
falta de serotonina, nos convierte en pesimistas y baja la libido.
Entonces, si cuidas tu estómago puedes mejorar tu estado de ánimo.
Si empiezas a reconectar, sentir, entender lo que te sienta mal, ser
consciente de lo que comes y cómo, rápidamente notarás un cambio.

La
gente que escucha sus tripas, se hace masajes y sabe comer, transmite
más equilibrio, comprensión, paciencia y son más intuitivos.

Nuestro
intestino se mueve un centímetro al minuto, es una ola de movimiento
muscular lenta, tranquila y equilibrada, hay que respetarlo.
Nuestro sistema digestivo representa el 70% de las defensas. Si uno
come mal, tiene mucho estreñimiento o gastroenteritis, infecciones, o
toma muchos antibióticos, se trastorna todo el tráfico, es decir la
función de filtrar, defender, eliminar y absorber. Cuando este sistema
depurativo, el más grande del cuerpo, funciona mal, otro órgano, como
la piel, coge su función. Las consecuencias son dermatitis, psoriasis,
acné, piel atópica, manchas... síntomas cuyo origen en un 80% es
intoxicación interna.

Un
vaso de agua caliente en ayunas con unas gotitas de limón o menta
activa la función muscular del estómago, vesícula e intestino.


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