viernes, 1 de julio de 2011

Dìa del Àrbol

FRENTE A FRENTE

El pasado miércoles 15 de junio fue el Día del Árbol. Pero... ¿cuándo y quién lo estableció? Esta es la historia.

A
principios del siglo XX Henri Pittier, creador del Instituto Físico
Geográfico del Observatorio Nacional y de la Sociedad Nacional de
Agricultura, y gran naturista defensor e
investigador de la flora costarricense, compartía en el país sus
conocimientos y preocupaciones con una gran cantidad de discípulos y
sectores allegados al gobierno de entonces.

Costa
Rica, con apenas unos 400.000 habitantes, ya vivía una honda
preocupación por la deforestación de la Región Atlántica, derivada de
las plantaciones bananeras y de la construcción del ferrocarril, y por
la tala de valiosas maderas en Guanacaste que eran sacadas por el río
Tempisque.

Los
gobernantes, en consecuencia, dictaron una serie de medidas para
proteger los bosques y el ambiente. Así, en l906, por medio de la ley
#36, el Parlamento obligó al Poder Ejecutivo a preparar un proyecto de
Ley Forestal, a la vez que se dictaron regulaciones para proteger las
conchas, la pesca y a las tortugas. También había preocupación por la
contaminación del río Abangares por las minas de oro, y se protegieron
las orillas del río Banano con el fin de garantizar el agua de la
ciudad de Limón.

Bajo
ese marco de inquietudes ambientales y forestales, personas como don
Alfredo Anderson y Enrique Jiménez Núñez, entre otras, impulsaron el
establecimiento de un Día del Árbol, iniciativa que fue acogida por el
gobernante. Alfredo González Flores, quien estableció la Fiesta de
Plantación de Árboles mediante la ley #l4 del 25 de mayo de l9l5,
escogiéndose el día l5 de junio para la primera celebración del Día del
Árbol.

Desde
entonces se celebra el Día del Árbol, e incluso un Himno al Árbol se
compuso para conmemorarlo, con letra de José Santos Chocano y música de
Roberto Campadabal.

Su letra dice así: “Árbol que tiendes hacia las nubes, en un ejemplo de elevación.
Subir quisiera como tú subes, y abrir las ramas de mi canción. Diría
entonces que el alma mía solo es un árbol hecho de amor, que da a los
vientos su poesía, como pudiese dar una flor. Diría entonces que el sol
me ama, pues si soy árbol mi padre es él. Y que en mí siempre su viva
llama, de verso en verso, de rama en rama, va elaborando frutos de
miel. Pájaro errante, te daré nido, trémulo anciano toma un bordón.
Romero puedes dormir tendido, bajo la sombre que me ha salido de lo más
hondo del corazón. Yo soy el árbol que habla, el del cuento. Árbol
florido ¿ no eres feliz ?. Como tú sube mi pensamiento y sus flores
arroja al viento, y en tierra echa raíz”.

(Gracias a Alexander Bonilla por los datos que me suministró al respecto).

No hay comentarios:

Publicar un comentario