miércoles, 18 de agosto de 2010

No a las adopciones de niños por gays y/o lesbianas (08/2010)

FRENTE A FRENTE

Esta semana la Corte Suprema de Justicia de México declaró -por nueve votos a favor y dos en contra- que era Constitucional que los matrimonios de gays y de lesbianas adopten niños "porque no existe evidencia confiable de que la orientación (de los padres gays lésbicos) afecte por sí mismo un comportamiento" (de los hijos adoptados).

A la vez, una Corte Federal de California, EE.UU, bloqueó la reanudación de matrimonios gays y lesbianas en ese Estado "para dar tiempo a que sean consideradas las apelaciones pendientes contra estos", luego de que el mes pasado fueran permitidos por un tribunal inferior, autorización que no incluía la posibilidad de que estas parejas adoptaran niños, y que no está siendo considerada.

Como es obvio, continúan -y continuarán acaso por siempre- las posiciones encontradas a favor y en contra de las uniones de gays y de lesbianas, y de la posibilidad de que adopten niños.
Mi posición personal es que una pareja de adultos puede debe vivir como les plazca y tienen todo el derecho a defender sus intereses económicos como pareja, incluso a través de su “unión civil”, (porque no es un verdadero “matrimonio”, término que viene del latín
matrimonĭum y que significa: “Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales” (según indica en su última versión el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que norma nuestro idioma) pero ello está muy distante de que a la vez puedan adoptar niños, pues estos son, indudablemente, fácilmente influenciables y por lo tanto lo más probable es que, o serán arrastrados por la tendencia anti natural -en términos mayoritarios- de sus "padres", o serán marginados por una sociedad -igualmente mayoritaria- que no acepta este tipo de relaciones y menos las adopciones.

Esta situación y nueva legislación es anti Natura por cuanto es de la relación entre dos especies distintas que tienen lugar los nacimientos y las especies se perpetúan. Y no se vale decir que ahora también nacen “bebés probetas”, ni que, como se dicho, “a los primeros niños que sean adoptados por gays y/o lesbianas, les tocó ser los conejillos de indias hasta que con el paso de los años se equiparen los matrimonios y adopciones entre gays y lesbianas, y los heterosexuales", situación que creo nunca se llegará a dar.

Soporto mi posición en el bien de la mayoría, pues entre las decenas de argumentos a favor y en contra y que tal vez sean cientos los ejemplos positivos de niños que han sobrellevado positivamente esa situación, no cabe duda que a la fecha son miles los ejemplos en los que el “trío” no tuvo un final feliz. Y entre más gays y lesbianas adopten niños, más serán los niños víctimas.

Al respecto circula por la red Internet el ejemplificador y desgarrador caso de quien fuera una niña canadiense –hoy mujer casada con un varón y madre de familia- que describe el infierno que le tocó sufrir –en su casa y en la sociedad- al convivir con su padre homosexual, quien compartía su casa con otros hombres, por lo que Dawn Stefanowicz –así se llama- pide a los gobiernos no permitir que los gays y/o lesbianas adopten niños.

En la dirección web ForumLibertas.org se dio a conocer su caso. Actualmente la señora Stefanowicz prepara su autobiografía y desarrolla un ministerio especial desde el sitio web (en inglés) http://www.dawnstefanowicz.com/ brindando ayuda a otras personas que como ella crecieron a cargo de un padre homosexual y fueron expuestas a este estilo de vida.

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