lunes, 23 de agosto de 2010

De billetes y arroz (09-21010)

FRENTE A FRENTE

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Los nuevos billetes tienen las imágenes de los siguientes animales: el de ¢1.000 un venado, el de ¢2.0000 un tiburón, el de ¢5.000 un mono cariblanco, el de ¢10.000 un mono perezoso, el de ¢20.000 un colibrí, y el de ¢50.000 una mariposa. Entonces, en el futuro próximo estos diálogos serán los usuales:

En el taxi: Mae, sólo tengo un colibrí, ¿tiene cambio ?.- Nombre mae, sólo monos me han dado el dia de hoy...

En el bar: Sia tonto, ¿a tiburón por birra...?.

A la esposa: Amor, ahí te dejé el perezoso en la mesa para los pagos...

Al papá: Hey mi tata, ¿me regala un tiburón...?.

Letrero en la pulpe: No se aceptan mariposas ni colibrís.
Organizando pagos: ¿En qué momento se me volaron las mariposas y me quedé con sólo un par de venados…?.

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Todos comemos arroz casi todos los días, pero lo que pocos saben es que para llegar a nuestra boca cada grano pasa por un complicado proceso de siembra y venta que abarca a productores, comercializadores, reguladores y distribuidores, con una incidencia directa en el precio que pagamos los consumidores. En el país comemos unas 20.000 toneladas mensuales de arroz, de las que hasta hace dos años importábamos la mitad. En los últimos años, diz que en aras de la “soberanía alimentaria”, las autoridades decidieron dar diversas facilidades a los productores y gracias a ello hoy cerca del 80% del arroz que consumimos lo producimos en nuestras tierras. Pero resulta que mientras el precio de referencia por la Organización Mundial de Comercio es de $224 millones por tonelada, el producido en Costa Rica cuesta $581, es decir, más del doble, precio que pagamos quienes lo comemos. Entonces la pregunta es: ¿qué es mejor para la mayoría? “Soberanía alimentaria” (con sobre ganancia incluida para quienes participan de la cadena), o “economía inmediata” para los consumidores?, que se obtendría si se liberara el precio del arroz, se eliminaran los aranceles y se facilitara su importación…

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En los últimos tiempos, un día sí y el otro también, transitan por las calles de Turrúcares y La Garita camiones pesados de carga de todo tipo. Los vecinos creemos que los choferes lo hacen para economizarse peajes en la nueva autopista a Caldera, por lo que toman esta ruta como vía alterna con el implícito peligro para quienes ahí habitamos y transitamos, y con el obvio deterioro a las calles. Atención señores del Tránsito.

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