lunes, 4 de abril de 2011

Cartagena

FRENTE A FRENTE.

La
semana pasada viajé con mi esposa a Cartagena, Colombia, y deseo
compartir las enseñanzas obtenidas en la travesía en la esperanza de
que le sean de utilidad a futuros viajeros.

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Empecemos
por el inicio: compramos un paquete muy económico que ofrecía Viajes
Colón, en donde fuimos excelentemente atendidos por doña Viqui Arguedas.

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Viajamos por Copa, con muy buen servicio y puntualidad en sus horarios.

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Nos
hospedamos en el Hotel Cartagena Plaza, frente a la Playa, el que nos
dijeron que era hotel de 3 estrellas, pero yo lo subiría a 4 pues si
bien la edificación no es nueva, las condiciones de hospedaje y
atención a los huéspedes es ideal. ¡Hasta piscina en la azotea tiene!.

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El
viaje lo compartimos con quienes se hicieron nuestros amigos: las
costarricenses Olga Mora Calderón (quien resultó conocida de mi madre
en la Municipalidad de San José allá por los años 60’s) y su prima
María E. Fallas Calderón, y los guatemaltecos Luis Orrego Cueyar, su
esposa, dos hijas y nieto, todos quienes contribuyeron a los buenos
ratos que pasamos durante los 5 días del viaje.

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Especial
mención se merece Amauri Soto, guía de la Agencia Destinos Colombia,
quien con gran profesionalismo y mejor humor nos llevó a conocer todo
lo que hay que conocer en este viaje, que incluye una fábrica de
Esmeraldas, el mercado, la amurallada ciudad antigua –el más importante
puerto de España en la época de la Colonia- el archipiélago de Islas del Rosario y la travesía en la “Chiva Rumbera, donde
uno no para de cantar, reírse y tomar agua ardiente colombiana durante
toda su travesía nocturna de tour de las ciudades moderna y antigua de
varias horas, recorrido que termina en una discoteca.

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Entre
otras enseñanzas el viaje nos enseñó que no hay mejor negociante que el
colombiano. Para cotizar tours y paseos hay que comparar entre las
múltiples ofertas (Destino Colombia era lo mejor del mercado) y para
comprar souvenirs e incluso ropa, todos los precios deben ser
regateados empezando por la mitad de lo que inicialmente indican.

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Los
costos generales son muy económicos incluso para quienes viajamos con
colones: una cerveza ¢300, una camiseta ¢3.000, un juego de aretes y
dije de esmeraldas de buen ver desde ¢25.000, una cena en restaurante
de lujo con carnes y vino ¢25.000 por persona, un paseo en volanta
durante 40 minutos por la ciudad antigua con guía ¢15.000.

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Para cerrar destacaremos la seguridad y limpieza de toda la ciudad y la cortesía generalizada de los “cartagenos”.

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Definitivamente, un viaje para no olvidar, e incluso repetir.

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