lunes, 2 de enero de 2012

Teléfonos vrs.conversación

FRENTE A FRENTE


Cada vez más los celulares, IPhones,
IPads y Blacksberrys, nos exigen más tiempo restándonos posibilidades
de compartir y conversar con la gente a nuestro alrededor.

Recientemente
se dió que a en algunos restaurantes europeos piden como requisito para
permitir al entrada que se apaguen estos dispositivos electrónicos,
para dar espacio a quienes buscan recobrar el placer de comer, beber y
conversar sin que los ring tones interrumpan.

En
mi caso, añoro cuando sostenía con familiares y amigos una conversación
de corrido, larga y profunda, sin quedar con la palabra en la boca
porque suene un aparato.

Incluso sucede con frecuencia que
reuniones de trabajo simplemente se disuelven porque muchos de los
participantes dedican más tiempo a sus aparatos que al tema de las
reuniones; y cuando esto sucede al unísono el resultado es un caos
indescriptible de conversaciones al mismo tiempo.

Los aparatos se han convertido en
verdaderos intrusos que han llevado a la gente hasta a perder el pudor,
pues ahora todo el mundo a sus móviles sin importar quien esté al lado.

Son
obvias las ventajas de las comunicaciones móviles electrónicas, como la
facilidad y oportunidad, pero mientras más nos comunicamos a la
distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca.

Impresiona la dependencia que tenemos de
estos aparatos, pues preferimos perder la cédula o licencia que el
móvil, pues con frecuencia la tarjeta sim funciona más que nuestra
memoria.

Los
móviles, más que un instrumento, parecen una extensión del cuerpo, y
casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando
pasan las horas y no suenan. Quizás por eso algunos nunca lo apagan, ni
en el cine!.

Da
gracia la inquietud que se desata en un grupo cuando suena unos de los
timbres más populares y todos en acto reflejo se llevan la mano al
bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato.

Antes lo más popular era que la gente,
en las mañanas al levantarse, lo primero que buscaran era una taza de
reconfortante café. Ahora el primer acto cotidiano es buscar los
aparatos electrónicos y responder llamadas y mensajes.

Y los ticos, tan dados que somos a hacer chistes de todo, produjimos también uno sobre este tema: Una
mujer se encontró una lámpara de Aladino, la frotó y al Genio que le
apareció le pidió de deseo: "Que mi marido me mire solo a mí, que yo
sea la única, que duerma siempre a mi lado, que cuando se levante sea
yo lo primero que mire y que me lleve a todas partes con él, que nunca
me suelte". Y la convirtió en un Blackberry....

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