jueves, 22 de septiembre de 2011

Origen de los Refranes (parte 3a.)

FRENTE A FRENTE

Esta es la tercera y última entrega del origen de algunos refranes.

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La ocasión la pintan calva:
Ocasión era una antigua diosa romana, hermosa y con alas, patrona de
las buenas oportunidades. Por delante tenía una frondosa cabellera y
por detrás era totalmente calva; de ahí que al decir “tomar la ocasión
por los pelos” significa aprovecharse de las oportunidades, pero si se
las dejan ir se indica que “la pintan calva” pues la estamos mirando
partir y no hay de donde agarrarla.

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Las paredes oyen: Catalina
de Médecis, esposa del rey francés Enrique II, era sumamente
desconfiada de cuantos le rodeaban, por lo que hizo que se abrieran muy
disimulados espacios en las paredes para poder escuchar las conversaciones de quienes habitaban sus palacios.

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Pasar la noche en blanco: Ciertas
órdenes de caballería asignaban a sus guardias que debían vigilar
durante la noche el sueño de los demás una túnica blanca que los
diferenciaba, y de ahí el origen de este refrán.

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Poner en tela de juicio: En
el antiguo Derecho Procesal, el término “tela” se entendía como
“palestra”, es decir, un lugar cerrado en el que debían resolverse
situaciones que se prestaran para confusiones o dudas

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Poner la mano en el fuego: Hace
muchos años se practicaban los llamados “Juicios de Dios” y uno de
estos era que un acusado podía optar por poner su mano al fuego en la
esperanza de que “Dios probara” que era inocente de alguna acusación,
lo que resultaba si recibía pocas quemaduras luego de sostener su mano
sobre llamas.

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Ser el chivo expiatorio: Los antiguos judíos celebraban
el “Día de la Expiación” (Purificación de las culpas) escogiendo a un
chivo (cabra o cabrillo) al que imputaban todos sus pecados, tras lo
que era sacrificado para, con su muerte, acabar también con esas faltas.

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Tirar la casa por la ventana: En
realidad no hace muchos años y en distintos países, muchos de quienes
lograban de improviso una gran fortuna tiraban por la ventana de la
casa muchas de sus viejas pertenencias para sustituirlas por nuevas.

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Vete al carajo: El
Carajo era una pequeña canastilla, puesto de observación, que tenían
las antiguas naves en su Palo Mayor, y era a donde se enviaba como
castigo a los marineros que cometían alguna falta.

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