martes, 2 de febrero de 2010

En el Día de los Enamorados

FRENTE A FRENTE

El miércoles fue el Día (comercial) de La Amistad y Los Enamorados, pero hoy, en dedicatoria (no comercial) para la mujer que amo, Flory, recopilo y comparto en su honor diversos pensamientos sobre el amor para todos los verdaderamente enamorados (como yo).

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Primero lo primero: El Amor máximo es el de Dios, tanto así que entregó a Su Hijo para salvar a toda la humanidad. “Nadie tiene mayor amor que este...” (Juan 15-13).

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“La hoja, cuando ama, se transforma en flor; la flor, cuando ama, se convierte en fruto” (Rabindranath Tagore).

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“El verdadero amor entre dos personas es una flor de primavera que se desarrolla en verano y no se marchita en invierno” (Proverbio turco).

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“Si no te aman como tú quieres que te amen, ¿qué importa que te amen?” (Amado Nervo).

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“Los anillos de matrimonio se escuchan sólo si son dos” (MZ).

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“Cuando se aproximan dos bocas consagradas por el amor, el estremecimiento que se produce se siente en todo el universo” (Víctor Hugo).

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“El ruido de un beso no es tan retumbante como el de un cañón, pero su eco dura mucho más” (Oliver Holmes).

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“El amor más fuerte y más puro no es el producto de la impresión, sino el de la admiración” (Santa Catalina de Siena).

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“El mejor fuego no es el que arde más rápidamente, sino el que más perdura” (George Elliot).

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“Para el amor es más fructífero dar que tomar” (Keyserling).

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“En los celos hay más amor propio que amor” (La Rochefoucauld).

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“La conciencia vale por mil testigos” (Quintillano).

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“Nada sienta mejor al cuerpo que el crecimiento del espíritu” (Proberbio chino).

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Relato de cierre: El miércoles un anciano se presentó a una clínica para que le hicieran un examen de rutina, y le dijo a la enfermera que se apurara pues dado que era el Día de Los Enamorados debía ir a ver a su novia al asilo dónde ella se encontraba. La enfermera le preguntó a qué hora le esperaba la novia, a lo que él respondió que si bien ella ya no lo reconocía desde hace años, deseaba llegar lo antes posible. Entonces la enfermera le preguntó que para qué seguía él visitándola, a lo que el anciano respondió: “porque yo sí sé quien es ella”.

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Te deseo un feliz día, amor mío. Déjame darte una feliz vida.

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